miércoles, 16 de mayo de 2012

FATALE vol.1 (#'s 1 al 5)

Guión: Ed Brubaker

Dibujo: Sean Phillips

Editorial: Image

Formato: Comic-book. 32 páginas

Precio: $3.99

Calificación: 9/10


No han sido pocas las ocasiones en las que hemos dirigido la mirada en este blog a la obra de Ed Brubaker. Quizás el haber reseñado muchos de sus títulos tenga que ver con la desaforada filia noir que servidor siempre ha acusado y que era compartida por alguno de los distinguidos colaboradores que estuvieron por aquí en nuestra primera etapa. O quizás, y me inclino más por esta segunda opción, donde resida la causa sea en lo condenadamente bien que escribe Brubaker cada vez que su atención creadora se focaliza en un género que le ha servido para parir sus mejores obras en una lista que se va haciendo cada vez más grande. 

Por si son de esos que nunca han terminado de atreverse a acercarse a lo que el escritor de Maryland es capaz de dar de sí fuera del género superhéroico (un prurito que sigue matando mes a mes con su espléndida estancia en Capitán América), háganse un favor y apunten algunas de las lecturas que cambiarán por completo su percepción para con el género negro en el cómic. Comencemos con The fall, publicada en nuestro país por Planeta y con dibujo de Jason Lutes, una obra magnífica para degustar en una tarde de otoño tal y como sugiere una de las posibles acepciones del título. Sigamos con Catwoman y la brillante reconversión que hizo el escritor de Selina junto a dibujantes como Cameron Stewart o nuestro Javier Pulido. Y ya que estamos en DC, no nos podemos olvidar de su extraordinaria colaboración con Greg Rucka al frente de Gotham Central una serie que, por méritos propios, es referente ineludible de la mitología contemporánea del Hombre Murciélago. Pero será para Image donde Brubaker dará su primer do de pecho de autoridad indiscutible con esa obra maestra que son los dos volúmenes Sleeper, una serie fantástica que se redescubre con cada nueva lectura y que pondrá en contacto al escritor con un artista del que, desde entonces, rara vez se ha separado, el sin par Sean Phillips.

Tras Sleeper, el tándem Brubaker-Phillips ha ido regalándonos poco a poco con títulos que resultan cita inevitable a la hora de hablar de lo mejor que se cuece al otro lado del charco, formando parte de este cada vez más abultado grupo las cabeceras de Criminal, en la que el escritor demuestra una y otra vez la absoluta maestría con la que domina los engranajes del género negro (y a la que ya le dedicamos en su momento dos reseñas aquí y aquí); Incógnito, una vuelta de tuerca a los superhéroes vista desde un antiguo villano y pasada por un irresistible tamiz noir; y, por fin, la serie que hoy nos ocupa, una Fatale que, con tan sólo cinco números en la calle, nos ha presentado a un autor que sigue sin conocer límites a la hora de explorar las diferentes fronteras del género.

Fatale arranca como deben hacerlo todas las buenas historias de género negro, con un prólogo que nos introduce de forma irremisible en un relato que arranca en el presente presentando a dos de los personajes que servirán de protagonistas: Nicolas Lash y Jo (apócope de Josephine y la mujer que, sin duda, sirve para dar título a la serie). En diez páginas de auténtico vértigo, a Brubaker le da tiempo de todo y haciendo gala de una habilidad narrativa como pocas, el guionista pasa de un funeral a la casa del fallecido a una huida desenfrenada en coche y, de ahí, a un hospital en el que un convaleciente protagonista da paso a lo que a partir de ese momento se convertirá en el hilo temporal de la narración: San Francisco a mediados de los años 50. Una época inmejorable en la que, ya desde la primera página, Brubaker no tiene reparos en situar a Josephine, la femme fatale que articula todo el primer volumen de la colección (los citados cinco números que apuntábamos con anterioridad) y que oculta un secreto capaz de arrastrar a cualquier hombre a la perdición. Y el elegido es un tal Dominic Raines, un periodista que resulta ser el fallecido protagonista del funeral que abría el número unas pocas páginas atrás. El misterio está servido y la trama, a partir de ese momento, comienza a complicarse con la inclusión de Walter Booker, un poli corrupto ex-amante (o amante) de Jo y alguien a quién llaman El Obispo, un oscuro mafioso que sirve a Brubaker como elemento mediador en la introducción de una componente que comenzaba a intuirse pero no terminará de explotar hasta bien avanzada la trama; la sobrenatural.

Sectarios encapuchados y un demonio ataviado de hombre serán los elementos que el escritor utilice para reinventarse y no caer en los mismos esquemas argumentales que, hasta el momento, hemos podido leerle en Criminal. Y al contrario de lo que podría parecer, el buen hacer del escritor y su absoluto control sobre lo que funciona o no en una historia llevada a viñetas, provocan no sólo el desmedido interés de un lector que se bebe las páginas con ansia, si no el desarrollo de un relato en el que, como no podía ser de otra manera, todo funciona a las mil maravillas, sin que puedan achacárseles ni a Brubaker ni a Phillips (que, de nuevo, vuelve a servir de perfecto contrapunto a lo que el guión requiere, dando con la clave en lo que a la caracterización de personajes y diferentes tiempos se refiere) ningún tipo de vicios ocultos ni defectos visibles, salvo, quizás, una cierta premura en finalizar un primer volumen que podría haberse extendido uno o dos números más sin que ello hubiera afectado al ritmo de la narración.

Pero, como digo, esto es un mal menor entre tanto derroche de talento y este primer arco argumental de la serie es un comienzo inmejorable para una cabecera que, esperemos, se mantenga durante mucho tiempo.

Sergio Benítez (VIII)

3 comentarios:

Critical + dijo...

He aquí otro adicto al género noir, ya sea en cine, literatura o en tebeo. Esperaré pacientemente a que lo publiquen en castellano. Mientras, buscaré ese The Fall que desconocía.

Saludos!!

sebelo2 dijo...

Pues busque usted, busque, que vale la pena, y mucho.
Ya me contarás.
Saludetes,
Sergio

Marione dijo...

La parejita Brubaker/Phillips es algo a tener en cuenta. Hay que ver lo lejos que queda ya aquel Sleeper. Me acuerdo que te lo vendían como un cómic de superhéroes pero con una trama de novela negra. Ein? Y ademas el dibujo era bien raro para un cómic de tipos pegandose en pijamas.
Desde entonces cualquier cosa que hagan estos dos es para comprarsela totalmente a ciegas.
áureo que parece que hacen siempre el mismo tebeo pero con distinto titulo, pero macho, ojalá todo el mundo se autoplagiara como Brubaker.
Saludazos