martes, 26 de enero de 2010

HOLMES (1854/¿1891?)

Guión: Luc Brunschwig

Dibujo: Cecil

Editorial: 001 Ediciones

Formato: Libro Rústica. 80 Páginas

Precio: 13€

Calificación: 6.5/10

Con la cercanía del estreno de la estupenda Sherlock Holmes de Guy Ritchie (que vale, no tendrá mucho que ver con la idiosincrasia flemática de cómo Conan Doyle lo describía pero, ¿y lo entretenidísima que es?) la nueva editorial 001 Ediciones ha tenido mucho ojo al optar por que uno de los tres títulos con los que ha desembarcado en nuestro país haya sido este Holmes. En ella, Brunschwig y Cecil elucubran acerca de una de esas dudas con las que cualquiera que haya leído las novelas de Holmes se quedó cuando leyó la conclusión de El Problema Final, novela en la que Sir Arthur Conan Doyle acababa con la vida de Sherlock Holmes enfrentándolo de forma definitiva a su némesis, el Profesor Moriarty arrojando a ambos por las cataratas de Reichenbach en Suiza.

Partiendo de esta atractiva premisa, Brunschwig construye un relato que intenta ser lo más fiel posible al espíritu de las novelas al tiempo que pretende innovar sobre el tejido de la mitología del famoso detective. Tal esfuerzo termina por pasar factura a una lectura que falla en crear una suspesión de credulidad lo suficientemente sólida como para que el lector termine por añadir a la iconografía del personaje los datos que aquí se barajan. Y lo cierto es que es una lástima, porque hay aquí material como para que el cómic hubiera podido alcanzar mejores cotas, material del que no puedo desvelar nada sin destripar la práctica totalidad de la historia (y ya sabéis que siempre que puedo evito los spoilers antes de otras consideraciones). Baste decir entonces que lo que el guionista concreta aquí toma todos los elementos que puede de las novelas (su inseparable Watson; la sra. Hudson, ama de llaves del 221 de Baker Street; Mycroft, el hermano de Sherlock...) y los mezcla con otros de su invencion en un intento por dar una explicación plausible a la oscura figura de un Moriarty al que al final termina despojando de todo el halo de misterio con el que Doyle siempre lo describió en lo que supone, sin atisbo de dudas, un "crimen" imperdonable.

Con tal handicap en lo que al guión se refiere, es de justicia alabar el buen gusto de Cecil a la hora de la elección de una paleta de grises y ocres como únicos colores que aplicar a un trazo de corte clásico y correcta narrativa al que le afecta sobremanera la reducción de tamaño con respecto al original francés, impidiendo apreciar en toda su magnitud el detallismo con el que el dibujante se acerca a la definición de personajes y escenarios. Un error que esperemos la editorial italiana sepa corregir en un futuro no muy lejano.

Sergio Benítez (353)

1 comentario:

Toni dijo...

Es el integral que debe hacerse duro compararlo con sus tomos grandes pues soltariamos un improperio seguro.
Saludos.